Skip to content

Una Última Esperanza: Gloria y el Programa OORP

Gloria y Reynaldo

Se habían casado recientemente y su nueva casita también había sido construida poco tiempo antes. Gloria tenía 18 años cuando ella y Reynaldo compraron la propiedad de dos recámaras y un baño, en el Sur de San Antonio.

En ese entonces, con sus vidas y sueños por delante, era fácil para la joven pareja pensar que ésta sería una propiedad inicial y que en el futuro tendrían una casa más grande. Pero el tiempo pasó y tanto la joven pareja como la casa lentamente envejecieron juntos.

A través de los años, Gloria y su esposo fueron unos propietarios diligentes. Le dieron buen mantenimiento a la propiedad, con excepción del baño cuyas reparaciones eran demasiado costosas y con el tiempo, al ir envejeciendo y teniendo algunos problemas de salud, el baño se convirtió en una área peligrosa para la pareja.

Baño de Gloria antes de las reparaciones

El mosaico se quebró, el espejo estaba rajado, la luz se opacó y lo más preocupante, a Gloria le costaba mucho trabajo entrar y salir de la tina, siempre estaba temerosa de que pudiera resbalarse y caerse.

Debido a sus ingresos limitados, Gloria y su esposo no podían costear las reparaciones necesarias, así que empezó a hacer llamadas telefónicas a diversas organizaciones para tratar de conseguir ayuda. Llamó a tantos lugares que no recuerda haberse comunicado con Merced Housing Texas. Lo que sí recuerda es haber orado para obtener alguna ayuda y para su gran sorpresa recibió una llamada de Jesse Flores, encargado del Programa de Reparaciones a Propietarios de Viviendas (siglas en inglés OORP).

“Fue un milagro» nos dice Gloria. “Somos pobres. No sé a todos los lugares a dónde pedí ayuda.»

A través del programa OORP, Merced restauró el baño, instalando piso nuevo, luces y un espejo mucho más grande que el anterior.

Nos dice Gloria, “Realmente hicieron un esfuerzo excepcional.»

Baño de Gloria después de las reparaciones

Y lo más importante, para la seguridad de Gloria y su esposo, Merced instaló una regadera de fácil acceso y con pasamanos.

“Ya no tengo temor a caerme y tengo un baño presentable,» nos dice Gloria. «Es como tener una casa nueva. Es maravilloso. Estoy muy contenta con el trabajo y le doy gracias a Dios cada día.»

Volver arriba