Rosa en Casitas de Villa Corona
La señora Rosa Villarreal no solamente habla con las manos, sino que bailan cuando habla – con gracia, de manera rítmica y de forma elocuente. Los ojos de la residente de Casitas de Villa Corona brillan cuando habla de sus recuerdos felices y se le salen las lágrimas al recordar los tiempos difíciles. Viste pulcramente, el cuidado se nota hasta en el esmalte de uñas, así como en su departamento que está impecable. María Camacho, la anterior asistente administrativa de Merced, traduce mientras la señora Villarreal cuenta cómo llegó a Estados Unidos con su hijo, en medio de una dura batalla contra el cáncer. Ella y María se toman de las manos, esta última derrama algunas lágrimas.
La señora Villarreal se está preparando para su cumpleaños 82, mientras hablamos con ella y nos dice que va a ser el mejor cumpleaños de su vida. Cuando se le pregunta si le gusta vivir en Casitas de Villa Corona, su rostro se ilumina con una sonrisa y dice que está muy agradecida por lo que «Dios Padre» le ha puesto en su camino. Ella observa todo en su vida a través de su gran fe y usa las palabras «Dios Padre» a menudo.
Madre de siete hijos y un gran número de nietos y bisnietos, actualmente vive sola, pero no se queja. La atiende una cuidadora especializada quien la ayuda con los mandados y con el trabajo de la casa. Ella participa en muchas de las actividades de Servicios para los Residentes que se ofrecen en Casitas, y tiene un lado pícaro y amante de la diversión. Ella dice que participó en el evento «Boliche y Pollos (los ganadores obtenían un pollo congelado) y de hecho, le pegué a todos los bolos.»
Casitas de Villa Corona es un complejo de departamentos para personas adultos mayores, con muy bajos ingresos, patrocinado por Merced y financiado a través de la subvención de la Sección 202 de Apoyo a la Vivienda para Adultos Mayores del Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano de Estados Unidos (siglas en inglés HUD), el Programa de Colaboración para la Inversión del Condado de Béjar (siglas en inglés HOME) y la Ciudad de San Antonio.
La señora Villarreal se enteró de Casitas a través de la anterior Gerente de la Comunidad, Elizabeth Rodriguez, cuando asistía a un grupo de apoyo para familias que luchan contra el cáncer. Y nos comenta, «me sentí atraída por el lugar y sabía que ese era el sitio para mí.»
Al finalizar la visita con la señora Villarreal, la conversación se ha convertido en una lección de cómo envejecer con gracia y gratitud en el lugar que uno se encuentra. Incluso sus frases de despedida están impregnadas de su fe. Ella nos dice que «adiós en cualquier idioma significa lo mismo, vaya con Dios.»